En ocasiones, lo que se necesita son las semillas para poder aspirar a una gran cosecha.
Cuando apoyamos a los colectivos de mujeres agro, nuestro apoyo se convierte en la semilla que germina en proyectos de desarrollo, en desarrollo de ideas sustentables y en inversión de país.
En una isla que importa aproximadamente 80% de los productos alimenticios que consume, las mujeres agricultoras retan esa norma, construyendo redes y proyectos que impacten el tema de la alimentación sustentable a través de la educación, del desarrollo económico y de la intervención comunitaria. Además, cambian la historia de la división sexual del trabajo, pues la agricultura de productos alimenticios (no tanto la ornamental) ha sido culturalmente dominada por hombres.
Este Archipiélago está lleno de esquina a esquina de mujeres que construyen país, desde la resistencia, la creatividad y la responsabilidad social. La Fundación de Mujeres en Puerto Rico con el apoyo de la Fundación Banco Popular, tiene el placer de haber conectado con 4 colectivos de mujeres que hacen un trabajo importante con relación a la seguridad alimentaria y al desarrollo económico agrícola, para un proyecto de mujeres trabajando en agricultura sostenible en Puerto Rico.
La Asociación Agro-Mujer de Puerto Rico, Inc. en Hatillo, con un capítulo en el área metro y la Asociación de Mujeres Agroempresarias (AMA) de Puerto Rico con sede en Las Piedras tienen como misión principal el apoyo a las mujeres agricultoras o aquellas emprendedoras con productos derivados de la agricultura. Parten de la premisa que apoyando a las mujeres agricultoras, no sólo fortalecen económicamente y en estabilidad a las familias, sino que hacen mella en el tema de la alimentación sustentable.
Ser socia activa de cualquiera de las asociaciones tiene varios beneficios:
- Acceso a talleres y adiestramientos sobre agricultura sustentable
- Acceso para participar en los Mercados Agrícolas (ciertas normas aplican)
- Pertenecer a una colectiva donde el comadrazgo y la solidaridad son los pilares principales
- Acceso a incentivos según disponibilidad
Por otro lado, tenemos dos colectivos enfocados en la educación comunitaria con relación a la agricultura y bienestar social. La Colmena Cimarrona en Vieques y Mujeres de Islas en Culebra. Estos dos proyectos son ejemplo de la diversificación y del compromiso con la comunidad.
En La Colmena Cimarrona todas las acciones de la finca tienen un componente educativo; las abejas, la siembra, los sistemas de riego, el tema de género y la independencia alimentaria.
El acto de ocupar, producir y desarrollar que trabajan las mujeres de La Colmena Cimarrona es un acto de resistencia política en una isla Municipio que se ha visto repartida en pedazos a los mejores postores, generalmente extranjeros. Han puesto en acción la frase de “estas tierras son nuestras”. Han sido motor de cambio y resistencia.
Como dice Dulce, de Mujeres de Islas, los sueños sin motor, ahí quedan, en sueños. Por eso Mujeres de Islas se ha nutrido de varios motores tras esos sueños. Sueños que han construido espacios educativos, de calma y seguridad para las mujeres y para la comunidad de Culebra. Desde un salón de madera donde se les enseñó a jóvenes el oficio de la ebanistería hasta una cocina comunitaria con un potencial incalculable que ha alimentado a la comunidad y a sus “motores”. Cada espacio físico de Mujeres de Islas es la representación de la apuesta y compromiso comunitario y ambiental. Cada vereda está rodeada de plantas, de comida, de gente dispuesta a trabajar para mejorar la calidad de vida en Culebra. Donde haya un espacio en desuso, Mujeres de Islas hace el reclamo, o lo habita o lo siembra.
Estos cuatro colectivos trabajan modelos de intervención sólidos, íntegros y comprometidos, dignos de replicarse. Son las mujeres de estos cuatro colectivos las que están cambiando poco a poco la relación con la agricultura y las comunidades.
