La solidaridad como modelo integral hacia la sanación colectiva

Desde SIEMPREVIVAS RUM, el acompañamiento a sobrevivientes de violencia de género es esencial en su empoderamiento a través de un enfoque comunitario

Como las mujeres de los lacitos violetas, así recuerda Luisa Seijo Maldonado que comenzaron a reconocerla a ella y a un grupo de voluntarias que se presentaban en el Tribunal Municipal de Mayagüez para acompañar a víctimas de violencia de género durante los procesos judiciales para criminalizar a sus agresores.

Con un grupo de cinco estudiantes y de profesionales, deseosas de aportar de su tiempo para utilizar el acompañamiento como herramienta de apoyo a mujeres violentadas, el colectivo comenzó a replantear un nuevo modelo de intervención social feminista desde el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).

Es así como en septiembre de 1997 nació el Preoyecto de Investigación y Servicios para Mujeres Sobrevivientes de violencia Doméstica y Agresión Sexual de la Región Oeste de Puerto Rico en aquel entonces.

Agrupación de SIEMPREVIVAS RUM.

Para el año 2002, se comenzó la campaña para que la Universidad asumiera este proyecto y le diera formalmente un espacio. En el 2003, la administración les dio “La Casita”, un espacio en la antiguas residencias del profesorado, para que funcionara como cede. Cuenta Luisa que una de las facilitadoras se cuestionó cómo podrían responder el teléfono con un nombre de proyecto tan largo. Así es que surge el acrónimo de SIEMPREVIVAS, que significa Servicios Investigativos Educando a Mujeres para Elegir una Vida Verdaderamente Autosuficiente, como se conoce actualmente.

“Las coordinaciones las hemos ido trabajando con estudiantes que tienen interés, que tienen destrezas y experiencias, pero, sobretodo, una visión feminista”, asegura Seijo Maldonado, directora de la inicitiva por los pasados 25 años.

La trabajadora social identificó la necesidad de romper ciclos de violencia machista en sobrevivientes, junto a sus hijas e hijos, por lo que gestionó de la mano de sus voluntarias grupos de apoyo que apuestan a la sanación colectiva a través del empoderamiento desde una perspectiva feminista para facilitar el proceso de autosuficiencia personal; una manera de acompañar las víctimas de distintas manifestaciones de violencia de género, más allá de solo llevar lacitos violetas.

En Puerto Rico, el Observatorio de Equidad de Género, entidad no gubernamental que documenta la violencia machista, contabilizó 79 feminicidios en el año 2022. De estos, 15 asesinatos son catalogados como feminicidios íntimos, que son los perpetrados por parejas o exparejas en un contexto de violencia doméstica. Por otra parte, el 84% de las denuncias por violaciones a la Ley 54 de Violencia Doméstica es una mujer la perjudicada, según datos de los primeros cuatro meses del 2022.

Al reconocer este hecho en las experiencias de violencia machista en sus participantes, Seijo Maldonado apuesta a que las mujeres y personas feminizadas alcancen desde SIEMPREVIVAS RUM una autosuficiencia lejos de concepciones patriarcales, pero que “lo logren como parte de un proceso colectivo”.

Esto conlleva un proceso continuo de aprendizaje en el que también se involucran las universitarias de distintas disciplinas, como psicología y trabajo social, que, usualmente, lideran las intervenciones grupales con supervisión profesional.

“Las estudiantes que facilitan como parte de su proceso de práctica, también sanan. Es un proyecto horizontal, donde cada facilitadora y participante se acompaña desde la visión de equidad y no desde una práctica jerárquica. Al final, todas las mujeres hemos tenido alguna experiencia de violencia o discriminación y a todas nos toca sanar algo. Este es el espacio para eso, para sanar, para aprender y para apoyar”, dice Seijo Maldonado.

“Nosotras decimos: ‘Este es el espacio para expresar alegrías, tristezas y rabias en un ambiente protegido’. Este es nuestro espacio de poder expresar lo que nos duele, lo que nos angustia, lo que nos alegra, lo que nos pone furiosas, los que entendemos que es injusto”, abunda la también catedrática del Departamento de Ciencias Sociales del RUM.

Asimismo, la organización se enfoca en trabajar temas de fortalecimiento intrapersonal con talleres de manejo de crisis y emociones, hasta temáticas de maternidades responsables. Este acompañamiento también es provisto en consideración a mujeres en todas sus diversidades y a la comunidad LGBTTQ+, enfatiza Seijo Maldonado.

Para que este acompañamiento sea exitoso, se requiere de una resocialización entre las participantes y las facilitadoras de los grupos de apoyo y del Programa Cultura de Paz para la Niñez y Solidaridad Juvenil que dirije la doctora Ana Nieves Rosa y que atiende a los hijos e hijas de las participantes. A través del respeto a la diversidad y el considerar las experiencias individuales de cada una es como la metodología del proyecto enfatiza su enfoque en la sanación comunitaria.

Modelo de apoderamiento social

Actualmente, se ofrecen siete grupos de apoyo en distintos pueblos del área oeste, desde Añasco hasta San Germán. Para conveniencia de las integrantes, los servicios se ofrecen en horarios diurnos, en la tarde y sabatinos, ya que permite que mujeres que trabajan asalariadamente puedan participar.

El modelo de intervención se basa en apoyar a las mujeres a iniciar procesos de reflexión, tanto en sentido personal como comunitario, para incentivar su empoderamiento social, económico y político, y así lograr su bienestar pleno a través de un enfoque comunitario.

“La parte institucional no es lo que las mujeres necesitan, necesitan un tipo de acercamiento que respete su situación, que promueva su desarrollo en base a su situación personal; por eso no debe de haber un modelo único [para la sanación]”, afirma Seijo Maldonado.

Con los años, el colectivo evidenció la efectividad de esta práctica al pasadas sobrevivientes convertirse en facilitadoras en los grupos de apoyo. Ejemplo de ella es el caso de Coraly León Morales, actual directora de Casa Protegida Julia de Burgos y Zulnette García, oficial de Programas de la Fundación de Mujeres en Puerto Rico, y la artista Carmen “Cita” Román Cortijo, quienes han continuado una trayectoria de trabajo feminista.

Por otro lado, las estudiantes facilitadoras también cuentan con su proceso de sanación personal que las impulsa a la apuesta comunitaria, como lo es el caso de Suzette Álvarez, cofundadora de SIEMPREVIVAS Metro, capítulo del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPRRP), asegura Seijo Maldonado.

Facilitadoras atienden un grupo de apoyo.

“Yo creo que eso es lo maravilloso de SiempreVivas. Tú estás apoyando a mujeres, pero estás permitiendo que otras mujeres apoyen a otras en el futuro para que sean promotoras de paz, y de equidad”, añade.

Sin embargo, la insuficiencia de fondos es una de las problemáticas principales en la sostenibilidad de la organización ante la falta de presupuesto para emplear a personal profesional.

Falta de medios económicos

“La solidaridad no se discursa, se practica”, esboza Seijo Maldonado tras explicar la necesidad de contar con un personal sensible y consciente con la cruda realidad de sobrevivientes de violencia de género.

En esta práctica, la organización precisa de profesionales en las ciencias sociales que asuman la coordinación y supervisión de los servicios directos a las participantes.

SIEMPEVIVAS RUM formó parte de la última ronda de subvenciones de la Fundación de Mujeres en Puerto Rico, quienes apoyamos financieramente y acompañamos a organizaciones feministas en sus esfuerzos por la justicia de género. Esto permitiría la contratación de una coordinadora de proyectos, un hecho que facilitaría la continuidad de servicios a mujeres y personas vulnerabilizadas.

“Yo anhelo un proyecto con los servicios que las mujeres necesitan y se merecen”, señala la trabajadora social. “El feminismo, yo creo, que es un asunto medular para la realidad que viven las mujeres. Tenemos que practicarlo nosotras porque en nuestras manos está el futuro de ese cambio”, abunda.

Enmarcar un reconocimiento al derecho de todas las personas a una vida libre de violencia, desde el respeto y la diversidad, es el llamado de Seijo Maldonado a la comunidad. Para la facilitadora que ha dedicado gran parte de su vida a la erradicación de la violencia de género, esto es posible con la solidaridad colectiva puesta en acción desde el aparato político, económico y sociocultural del país.

“El aprendizaje es un proceso que lo vamos a vivir toda la vida, así que es importante que lo trabajemos, que lo miremos, que sea un proceso colaborativo”, concluye.

SOBRE LA FUNDACIÓN DE MUJERES EN PUERTO RICO

En la FMnPR, visualizamos un Puerto Rico en equidad, comprometido con la justicia social donde las mujeres, niñas y personas de géneros fluido, son protagonistas y puedan desarrollarse plenamente desde su libertad a lo largo del transcurso de su vida. También, proveemos subvenciones y acompañamiento a organizaciones de base comunitaria dirigidas por mujeres que mejor representan y defienden los puntos de vista, las fortalezas, las necesidades y las situaciones de esos grupos.

CONTACTO

Danelys Estévez Dávila, Gerente de Comunicaciones, Fundación de Mujeres en Puerto Rico danelys@fundacionmujerespuertorico.org

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