Sobre las Autoras: Observatorio de Equidad de Género es una iniciativa impulsada por una coalición de organizaciones feministas y de derechos humanos en Puerto Rico. El Observatorio surge como respuesta a la creciente preocupación por el aumento en la violencia de género tras el paso de los huracanes Irma y María en 2017, y ante la ausencia de acción gubernamental efectiva en términos de servicios, datos y seguimiento. Su misión es monitorear y analizar las condiciones de vida de las mujeres, niñas y personas LGBTT en Puerto Rico, generar datos y recomendaciones de política pública, y fiscalizar la respuesta del Estado ante las violencias e inequidades de género. A través de este trabajo, el Observatorio busca transformar la discusión y la toma de decisiones en política pública, promoviendo un enfoque basado en evidencia y con perspectiva de género para avanzar la equidad, la paz y el desarrollo en el país.
Este año en el Observatorio de Equidad de Género cumplimos cinco años de transformar la forma en que se entiende la violencia de género y los feminicidios en Puerto Rico, a través de la recopilación de datos sensibles. Nuestros esfuerzos comenzaron tras los huracanes Irma y María, como parte de un intento de varios grupos feministas—liderados por la Lcda. María Dolores “Tati” Fernós (QEPD)—que buscaban visibilizar la creciente cantidad de feminicidios y desapariciones que sufrían las mujeres y niñas en Puerto Rico.
En ese momento, se hizo evidente que los datos del Estado eran escasos y, además, no eran actualizados ni accesibles para la ciudadanía.
A partir de esta necesidad, se funda el Observatorio con la misión de monitorear y analizar las condiciones en las que viven las mujeres, las niñas y las personas LGBTQ+ en Puerto Rico; generar datos, recomendaciones de política pública y fiscalizar la respuesta del Estado ante las violencias e inequidades de género en el país. También cumplimos un rol educativo que nos ha permitido transformar las narrativas en torno a la violencia de género en el país y visibilizar las historias de mujeres, que de otro modo, permanecerían ignoradas.
Nuestro trabajo tiene un alcance amplio que va desde orientar a comunidades sobre lo que es la violencia de género hasta asesorar a entidades gubernamentales y organizaciones sin fines de lucro, y diseminar información a través de la prensa. Nuestra metodología consiste principalmente en generar datos abiertos que se diseminan principalmente a través de diversos medios de comunicación y actividades educativas para que puedan tener un impacto en discusiones públicas y, sobre todo, en la prevención de violencia. Trabajar de cerca con la prensa nos ha permitido generar conciencia sobre la importancia de crear narrativas mediáticas que destaquen cuáles son los datos relevantes que deben recopilarse en casos de feminicidios y desapariciones. Como resultado, esto nos ha permitido hacer un trabajo clave para cambiar la forma en que se visibiliza la violencia de género a una más sensible y crítica.
En el Observatorio hacemos reportes mensuales abiertos al público sobre feminicidios, intentos de feminicidio y desapariciones. A través de esta recopilación de datos, hemos logrado identificar varias categorías de feminicidios que habían sido, o continúan siendo, ignoradas por el Estado, tales como los transfeminicidios, los feminicidios bajo investigación y los feminicidios indirectos.
Definimos un feminicidio como una muerte violenta por razones de género que tiene lugar en la unidad familiar o comunitaria, y que es perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes, ya sea por su acción u omisión.
Entendemos que es importante diferenciar un feminicidio de un asesinato, ya que un feminicidio ocurre por razones de género. Un ejemplo de esto es la aprobación de la Ley 40, que tipifica como asesinato en primer grado el feminicidio y transfeminicidio en el Código Penal.

De igual modo, nuestras investigaciones nos han ayudado a contabilizar dos tipos de feminicidios indirectos que no están incluidos en los datos del Estado: muertes relacionadas con el crimen organizado y muertes por sobredosis. Los feminicidios indirectos incluyen muertes en las que la mujer quizás no es el blanco principal, pero cuya muerte es consecuencia de la ineficiencia del Estado en protegerlas y garantizar condiciones de vida dignas y seguras. Los feminicidios indirectos relacionados con el crimen organizado ocurren cuando mujeres son asesinadas dentro de dinámicas criminales que las colocan en situaciones de alto riesgo. Algunos ejemplos incluyen mujeres que son forzadas al tráfico de drogas, o parejas o familiares de criminales que pueden ser asesinadas sin estar involucradas.
En zonas controladas por el crimen organizado, las mujeres también pueden ser víctimas en la línea de fuego. Por otro lado, en el caso de las muertes por sobredosis, estas suelen ser el resultado del consumo problemático de sustancias y el consumo aislado de drogas, lo que impide que, en caso de sufrir una sobredosis, la persona pueda recibir la asistencia médica que podría salvarle la vida. Las mujeres con uso problemático de sustancias muchas veces sobreviven múltiples victimizaciones a lo largo de la vida. En estos casos, la utilización pudiera ser producto de traumas previos, como abuso en la niñez o violencia de género en pareja. También han habido casos reales en los que hombres han dejado morir a su pareja por sobredosis, y esto no ha sido contabilizado como feminicidio por parte del Estado.
Como el Estado no incluye todas las categorías y subcategorías de feminicidio, según lo que propone el Modelo de Protocolo Lationamericano de Investigación de las Muertes Violentas de Mujeres por Razones de Género (ONU Mujeres), se visibiliza a nivel estatal un número reducido de las muertes por razones de género. Esto nos brinda una falsa percepción de que la violencia de género no representa un serio problema de salud pública. Los datos del Observatorio han sido visibilizados en Puerto Rico y a nivel internacional. Por medio de diversas alianzas, nuestros datos e investigaciones han sido consultados por más de 45 países en el mundo. Actualmente, formamos parte del mapa de Latinoamérica de feminicidios y del Monitor Marielle Franco, que recoge datos de crímenes de odio.
El costo de ignorar los datos alrededor de la violencia de género es que continuamos perdiendo las vidas de mujeres en el archipiélago. La situación que vivimos las mujeres, niñas y personas transgénero en Puerto Rico es alarmante. Tristemente, la violencia de género, los feminicidios y las desapariciones siguen en aumento, a pesar de que organizaciones sin fines de lucro, incluyendo el Observatorio, hemos denunciado el problema y brindado soluciones para atender esta emergencia. El Estado no ha utilizado los datos para entender el problema y garantizar que la base científica sea lo que dirija la toma de decisiones legislativas en Puerto Rico. Un ejemplo de esto fue cuando se comenzó a hablar sobre la flexibilización del uso de armas de fuego en Puerto Rico en 2019, lo cual se puede demostrar con los datos.
En 2019, el 47% de los feminicidios íntimos fueron cometidos con armas de fuego; en 2024, el 75%, y este año ha subido a un 88%.
Esta es una tendencia que se está dando particularmente aquí, ya que, cuando miramos Latinoamérica o Asia, las formas de feminicidios suelen ser con armas blancas u otras modalidades. El nivel de letalidad con un arma de fuego es sumamente alto, ya que un solo disparo puede acabar con la vida de una persona. Por eso, este es un ejemplo de lo que sucede cuando no tomamos en cuenta los datos para legislar de manera informada.
Cuando analizamos los datos, vamos a la raíz del problema. Cada dato, cada historia y cada rostro nos recuerdan que la violencia de género no es una cifra fría, sino una realidad urgente. Es insuficiente sólo registrar pérdidas; debemos transformar el sistema, exigir respuestas y garantizar que ninguna vida sea desechable. Nuestro compromiso es claro: convertir la información en acción, la denuncia en cambio y el monitoreo en una herramienta que salve vidas.
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La Fundación de Mujeres en Puerto Rico apoya al Observatorio de Equidad de Género porque entendemos que, sin datos precisos y sensibles, la violencia de género en nuestro país seguirá siendo invisibilizada y desatendida. Apostamos a fortalecer su capacidad operativa porque su trabajo de documentación, análisis y fiscalización es esencial para transformar las políticas públicas y garantizar una respuesta real a la emergencia de feminicidios y desapariciones. Invertir en el Observatorio es invertir en datos confiables, la verdad, la justicia y la protección de las comunidades.