Sobre la Autora: La Red Nacional de Albergues de Violencia de Género (La Red) en Puerto Rico es una organización clave en la lucha contra la violencia de género. Fundada el 24 de marzo de 2010 y reestructurada en 2021, La Red tiene como misión representar y fortalecer a las organizaciones de albergues de emergencia y transitorios. Su labor se centra en promover la abogacía, la capacitación y el apoyo mutuo, asegurando la prestación y continuidad de servicios especializados a través de recursos económicos y humanos compartidos. La visión de La Red es transformar las condiciones sociales, políticas y económicas que afectan a las sobrevivientes de violencia de género, mediante la educación, el desarrollo y la influencia en las políticas públicas, garantizando su dignidad, seguridad y bienestar integral.
El trabajo de la Red Nacional de Albergues de Violencia de Género es clave para la equidad de género en el archipiélago, porque aglutina un sector que históricamente ha sido invisibilizado en Puerto Rico. El sector de los albergues, además, realiza un trabajo esencial que no es reconocido como tal por el Estado. Sin embargo, los albergues son el único servicio que garantiza la vida de las sobrevivientes e interrumpe un potencial feminicidio íntimo.
El trabajo de los albergues es uno muy duro, precarizado, y para el cual no se ha reconocido el valor social, ni brindado los recursos económicos para que se pueda llevar a cabo de forma sostenible.
Por esto, algunas de las prioridades de la Red son:
- Abogar por los recursos necesarios para que este trabajo pueda seguir realizándose de forma estable, y
- Fortalecer alianzas con los sectores privado y público para que los albergues puedan seguir haciendo su labor.
Es importante entender que los servicios que brindan los albergues son servicios esenciales, y que estos han ido expandiendo la cantidad de servicios que brindan, ajustándose cada vez más a las necesidades de las sobrevivientes y de la niñez que atienden. Un albergue es, antes que nada, un lugar seguro, protegido y confidencial para una mujer que haya tenido que escapar de una situación de violencia doméstica. Una vez allí, las sobrevivientes reciben servicios psicológicos, terapéuticos, legales, psicosociales y de enfermería. Además, también reciben recursos para el empoderamiento económico y la coordinación de necesidades médicas.
Los albergues atienden todas las necesidades y coordinan todo lo necesario para que las sobrevivientes puedan sanar. Además, ofrecen servicios educativos para la niñez, incluyendo, en algunos casos, educación especializada, como programas educativos sensibles al trauma.
Cuando pensamos en servicios esenciales, la gente suele pensar en la policía y los hospitales. Sin embargo, es importante considerar que los albergues funcionan como una sala de emergencia para sobrevivientes. Los albergues siempre están operando; no cierran en feriados ni durante emergencias nacionales. En los albergues se está consciente de que si sus puertas no están abiertas, puede resultar en más feminicidios.
Estos centros son esenciales en la medida en que son primeros respondedores y porque sus servicios operan los 365 días del año porque las sobrevivientes tienen que poder huir, sin importar qué día de la semana o del año sea.
Es por eso que llevamos abogando para que los albergues sean reconocidos como servicios esenciales y como primeros respondedores por los últimos 3 años.
Actualmente, los albergues, al igual que muchas otras organizaciones sin fines de lucro, atraviesan un momento de mucha incertidumbre financiera tras los diversos cambios en el panorama político. Uno de estos impactos ha sido la cancelación o reducción en fondos federales, ya que entre el 75% al 90% de los fondos que reciben los albergues provienen de fondos federales, ya sea otorgados directamente o distribuidos a través del gobierno local.
Algunas de las oficinas principales de apoyo al trabajo contra la violencia de género, como la Office of Violence Against Women y Office of Victims of Crime, han cerrado sus convocatorias, paralizado procesos de evaluación de subvenciones o cancelado fondos ya otorgados. Desde la Red, estamos haciendo todo lo humanamente posible para continuar garantizando la provisión de servicios, pero ninguna organización puede aguantar años con estos recortes y seguir sirviendo a la magnitud que el país requiere. Por esto, necesitamos una respuesta local, porque el panorama que estamos enfrentando no es sencillo, ni fácil.
Los albergues han estado haciendo planes para distintos escenarios y evaluando cómo pueden seguir operando con recursos reducidos. También hemos estado gestionando para levantar la voz e instando a agencias locales, dejándoles saber del potencial impacto de los recortes en fondos federales y solicitando que desarrollen un plan local para responder a la incertidumbre de dichos recortes.
A pesar de que los albergues ofrecen servicios esenciales para las sobrevivientes de violencia doméstica, estos nunca han sido una prioridad para el Estado en términos de sostenerlos.
Por esto, también continuamos realizando un trabajo de recaudación de fondos y promoviendo diversos esfuerzos que nos permitan mantener nuestros albergues abiertos. Uno de estos esfuerzos es el movimiento Kilómetros de Cambio, que su fundadora, Deborah Maldonado, ha estado gestando desde 2023.
El más reciente evento realizado consistió en una carrera de 3 días con pases de batón, en la que 53 embajadoras corrieron 53 tramos por todo Puerto Rico durante el 16, 17 y 18 de mayo. El evento incluyó la participación de figuras públicas y tuvo como meta recaudar 500 mil dólares. Antes de la carrera, ya habíamos sobrepasado lo recaudado el año pasado, que fueron 183 mil dólares. Los fondos recaudados se distribuirán a través de los albergues para atender necesidades inmediatas.

De igual modo, estamos buscando incidir en diversas políticas públicas que nos permitan promover la sostenibilidad de los albergues. Estamos abogando por la Resolución Conjunta del Senado número 11, para que se asigne un millón de dólares a ser distribuidos entre los nueve albergues que conforman la Red. A la misma vez, estamos monitoreando y educando a legisladores sobre el Proyecto del Senado 430, que pretende modificar la ley de alianzas público-privadas para que los albergues se construyan y manejen bajo este modelo.
Esto representa un gran riesgo, ya que reconocemos que los servicios brindados desde los albergues no se alinean con este modelo y no pueden tener un costo para sus participantes, ya que muchas de ellas viven bajo los niveles de pobreza. Ello implicaría una barrera al acceso a un servicio diseñado para salvar vidas. Por último, estamos trabajando en otro proyecto de ley que buscaría que se designe un fondo recurrente para los albergues, el cual permitiría cubrir lo básico necesario para garantizar continuidad a los servicios, siendo un fondo estatal.
Para nosotras es esencial en este momento continuar abogando por los albergues y educando a la comunidad más amplia, sobre lo que representaría el impacto de perder fondos federales. Es importante que la gente pueda ayudarnos a levantar la voz y dar apoyo a través de la visibilización de la labor que se realiza desde los albergues y de la otorgación de donativos específicos de materiales y necesidades constantes que se tienen en el día a día en los albergues.
Nuestro compromiso es seguir luchando para que las sobrevivientes siempre cuenten con todos los recursos necesarios para sanar.
En la Fundación de Mujeres en Puerto Rico creemos que apoyar el trabajo de la Red Nacional de Albergues de Violencia de Género es una responsabilidad urgente y esencial. Los albergues de emergencia son espacios seguros que salvan vidas y actúan como una primera línea de defensa para las mujeres y sus hijos frente a la violencia doméstica. En el contexto actual, donde los recortes de fondos federales y la falta de respaldo estatal amenazan su existencia, es más importante que nunca unirnos a sus esfuerzos. La labor incansable que realiza el personal de los albergues—ofreciendo servicios integrales de seguridad, salud, apoyo legal, psicológico y económico—sostiene la vida, la dignidad y las posibilidades de recuperación de las sobrevivientes. Defender y fortalecer a la Red es defender la equidad de género, el derecho a una vida libre de violencia y la construcción de un país más justo. Por eso, desde la Fundación de Mujeres en Puerto Rico, reafirmamos nuestro compromiso de acompañar, amplificar y respaldar su trabajo para que ninguna sobreviviente se quede sin una puerta segura a donde acudir.